«Al niño se le hace creer que sus deseos son sus derechos»

julio 16, 2010 at 10:16 am (Entrevistas) ()

Jorge Barudy, neuropsiquiatra, psiquiatra infantil y terapeuta familiar
Tengo 61 años. Nací en Chile y vivo en Vilanova i la Geltrú. Estoy casado por segunda vez, tengo tres hijos de mi primer matrimonio y una niña adoptada que tiene 5 años: lo más placentero de mi vida es educarla y estar con ella. Soy de izquierdas y agnóstico

Yo era médico rural. Después de una experiencia de cárcel  y de tortura en Chile, llegué como refugiado político a Bélgica en 1975 gracias a AI.

Y allí estudió Psiquiatría.

Fue una manera de reconstruirme. Me especialicé en los traumas provocados por la violencia política y por el entorno familiar.

Los malos tratos en la infancia, dice su currículum.

Más bien los buenos tratos. Considero que los malos tratos son una excepción; la mayoría intenta tratar bien a sus hijos, lo que pasa es que ser madre o padre es un desafío.

¿Cuál es el mayor de los desafíos?

Poder aportar a los niños de forma continua cuidados y estímulos para su desarrollo, afectividad, educación; y ayudarles a integrar una imagen de sí mismos contributiva y positiva que les permita ser seres sociales.

Ahora está de moda hacer de los niños ciudadanos en lugar de personas.

Sin duda los modelos de crianza están muy influenciados por la cultura dominante del momento. Y hay una confusión entre derecho de los niños y libre albedrío.

¿A qué se refiere?

Ahora se fomenta el deseo en el niño desde muy pequeño porque el modelo de mercado necesita consumidores. Al niño se le hace creer que sus deseos son sus derechos, que desear es un valor fundamental.

Perverso.

Sí, se le fomenta el tenerlo todo y ser diferente al mismo tiempo, el resultado es lo que vemos a nuestro alrededor: niños, adolescentes y jóvenes muy egocéntricos que, en general, no respetan la autoridad.

¿Cómo ejercer la autoridad?

La autoridad se gana si uno tiene la capacidad de decir no sin miedo, sabiendo que es bueno para el niño restringir algunas libertades en un momento determinado.

¿Debemos leer muchos libros de psicología para ser buenos padres?

Los modelos de parentalidad se adquieren viviendo, los adquieres de tus padres.

Entonces repetimos y no avanzamos.

Hay elementos del modelo de tus padres que tú interiorizas pero que afortunadamente vas recreando y comparando con la familia del vecino, de tus amigos o con lo que lees. Así vas creando tu propio modelo.

Eso parece más interesante.

Si vives en un sistema muy cerrado, no tienes posibilidad de comparar y el riesgo de repetición es grande; pero si tienes la posibilidad de vivir en un sistema más abierto, puedes decir: «Esto no es lo que yo quiero».

Resiliencia.

Sí, que emerge de vivir experiencias alternativas, nuevos modelos de identificación. He tenido niños de 5 años en mi consulta que me han dicho: «Yo no quiero ser como mi papá». No todos los hijos de padres incompetentes repiten la incompetencia.

Ese era uno de los absurdos de la psicología: condenar a los hijos que han sido maltratados a ser maltratadores.

Sí, uno de tantos absurdos que yo he denunciado. El 40% de las teorías psicológicas son creencias transformadas en paradigma.

¿Qué más debemos saber los padres?

Que las capacidades fundamentales para ser padre o madre competentes son el apego y la empatía. La investigación en neurociencia muestra que la carencia afectiva y el estrés en la primera infancia provocan una desorganización del cerebro emocional o una atrofia que hace que se reduzcan las capacidades de ser empático.

Por mucho que lo digan los neurólogos, me rebela asumir que a partir de los tres años las cosas no tengan remedio.

Las carencias afectivas y el estrés provocan daños, pero tiene usted algo de razón en que no hay que negar la esperanza, porque el cerebro tiene una plasticidad estructural maravillosa, y yo soy testigo de ello.

También hay mucho niño malcriado.

El buen consumidor tiene poco control de la frustración. Es muy curioso ver a niños que ante un capricho dicen: «¡Es que lo necesito!», han interiorizado que es una necesidad y, a menudo, los padres ceden porque la presión es enorme y tienen poco tiempo para modular el conflicto, ya que el sistema impone que todo sea rápido y eficaz.

Nosotros somos el sistema.

Otro de los valores básicos es el hedonismo, con lo cual, esa parte poco divertida de educar la vivimos mal, incluso como culpa.

¿Presencia y coherencia?

… Y modelos de crianza, hay que abrirse al diálogo con otras madres y padres y con buenos profesionales. No puedes ser un buen padre si no confías en una red social. Otra pauta importante pero difícil es saber que lo que no hacemos bien con nuestros hijos tiene mucho que ver con lo que nuestros padres no hicieron bien con nosotros, y eso nos da la oportunidad de corregirlo.

¿Por qué cree que hay tantos niños con déficit de atención?

Se diagnostica en exceso. El déficit atencional es la manifestación de una mente desorganizada que puede ser por estrés, por carencias afectivas o por exceso de estimulación afectiva, que quiere decir darle al niño todo lo que quiere. De todos los casos diagnosticados, se estima que sólo un 8% tiene que ver con una carga genética.

¿La manera en que tu hijo se comportará en la adolescencia es una lotería?

No, detrás de un adolescente constructivo y feliz hay unos padres que se lo han currado, han estado presentes y han educado.

Fue uno de los 80.000 torturados por Pinochet. Cuando se exilió a Bélgica fundó la ONG EXIL, para la atención médicopsicosocial de las víctimas de violaciones de derechos humanos, y el Instituto de Formación e Investigación sobre la Violencia (IFIV), pero la mayor parte de su bibliografía está dedicada a la infancia. Su último título, Los desafíos invisibles de ser madre o padre (Ed. Gedisa), analiza las competencias parentales, la capacidad de apegarse y empatizar. En su consulta trabaja los problemas del niño conjuntamente con los padres, «porque la neurociencia nos ha enseñado que los desajustes infantiles tienen que ver con su interacción con su entorno: su padre, su madre, el colegio…».
Fuente: la vanguardia

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«La ira y el enfado consumen tus recursos»

julio 1, 2010 at 6:35 pm (Entrevistas) (, )

Raymond Novaco, experto en psicología sobre el enfado
63 años. Nací en Nueva Jersey y vivo en California. Soy catedrático de Psicología y Conducta Social en la Universidad de California, Irvine. Casado, sin hijos. ¿Política? Que el gobierno deje a la gente en paz. Creo que hay un poder divino que no tengo capacidad de comprender

¿Qué le pone iracundo?

Los políticos y mi madre…, mírela,  aquí está, jugando al golf.

Lleva su foto encima.

… Es italiana, un carácter, pero la quiero muchísimo.

¿Por eso estudia la ira?

No, ja, ja. La ira es una emoción humana corriente muy importante para vivir, lo que pasa es que a menudo se confunde con la agresión, que es un comportamiento.

La frontera es borrosa…

La ira es un problema cuando es demasiado frecuente, intensa, rápida, duradera y se expresa violentamente. La ira es una emoción normal, pero necesita regularse. Además, en una intensidad elevada, la ira nunca es útil.

¿Lo es en algún caso?

La ira da energía al organismo, es una de sus funciones. En circunstancias difíciles puede ayudarnos a persistir, a no rendirnos. Y también tiene una función comunicativa.

Curiosa forma de comunicarse.

A veces las personas no se comunican hasta que aparece la ira, de manera que el enfado sería el vehículo para comunicar emociones negativas. La ira nos da fuerza, poder.

Por eso tiene adeptos.

Moviliza contra sentimientos de opresión o de victimización, fortalece al grupo.

¿Cómo se aprende a controlarla?

La ira es líquido caliente en un recipiente, para aprender a controlarla se necesita un termostato. Hay que estar muy atento a las propias sensaciones. El control de la ira reside en la reflexión. Hay que preguntarse si había motivo para enfadarse tanto.

Pero eso es a posteriori.

Hace ya mucho que sabemos que nuestros pensamientos y percepciones influyen en nuestro comportamiento. Los primeros en afirmarlo fueron Séneca y el médico de Marco Aurelio, así que los conceptos teóricos que barajamos hoy tienen dos mil años.

¿Sabemos algo nuevo?

No nos enfadamos sólo por lo que pasa, sino por el significado que le damos; y eso tiene que ver con el sistema cognitivo. Y en nuestra vida desarrollamos normas sobre cómo la gente debería comportarse y actuar.

… Y si te las saltas, hay quien se enfada.

Así suele ser. Y también la ira tiene que ver con nuestro sistema de activación fisiológica: si tenemos la presión alta o tensión muscular, estamos más predispuesto a un ataque de ira. También influye el sistema conductual: según como actuemos, pensaremos.

Qué interesante.

Si la persona desarrolla hábitos de agresividad, estos influirán en la manera de pensar y en las emociones. La persona a quien le faltan habilidades de conducta para sobrellevar ciertas situaciones, como la comunicación o la capacidad para solucionar problemas, fácilmente usará la ira para resolverlos. Es un sistema interconectado entre pensamientos, emociones, conductas y entorno.

Un popurrí.

Nuestro comportamiento, a su vez, modela el entorno en el que nos movemos. Las personas que actúan de forma antagonista apartan a los que podrían darles apoyo.

¿Por dónde empezar?

Reformulando las experiencias personales para cambiar su significado. Alguien que se enfada con frecuencia verá fácilmente maldad y hostilidad en los otros, hay que encontrar un análisis alternativo. La gente muy airada pierde la perspectiva. La ira es la ausencia de apreciación.

Eso es vivir mal.

Perder la capacidad de apreciar a los otros y la belleza del mundo es muy dañino. La ira es un veneno en la mente.

¿Cómo regular el sistema fisiológico?

Yo utilizo la respiración (lenta y profunda) como foco de relajación, ya que es un ritmo central del cuerpo. A nivel conductual, la persona necesita desarrollar habilidades verbales y empáticas para confrontar las situaciones de ira.

¿Alguna estrategia?

Hay que desarrollar una jerarquía de situaciones provocadoras de ira empezando por las de baja intensidad, porque si no controlas estas, no controlas ninguna.

¿Pero cuál es el fondo del problema?

No entender bien el mundo y la vida. La vida es corta, si te pasas el día enfadándote pierdes muchas situaciones de disfrute. Guarde su enfado para cosas importantes. La ira y el enfado consumen tus recursos. Hay que preguntarse a menudo: ¿mi carácter, mis enfados están interfiriendo con mis relaciones, mi salud, mi trabajo?

Las personas de pronto fácil no pueden evitarlo, aunque luego se arrepientan.

La ira es un hábito: puede y debe controlarse incluso en situaciones de supervivencia. En una pelea a vida o muerte, la ira es una desventaja. Los profesionales lo saben, si no estás airado peleas más rápido, atacas en diferentes niveles y manipulas el espacio.

Treinta y cinco años investigando y tratando, ¿qué ha entendido del ser humano?

Que es importante creer en cosas más grandes que uno mismo, que hay más alegría en dar que en recibir, y que la apreciación de la amistad y el amor es lo que te sostiene en la vida. Amor, gentileza y humor son unos buenos antídotos contra la ira. Sobrellevar el dolor es la capacidad que te hace fuerte.

¿Qué hay detrás de la ira?

Cuando nos enfadamos, lo que estamos haciendo es intentar controlar la situación. Tras la ira hay alguien cuya perspectiva de vida es demasiado estrecha y que exagera la importancia de los acontecimientos.

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Vive rodeado de airados. Es pionero en el tratamiento cognitivo-conductual de la ira. Ha realizado trabajos de investigación con población reclusa y veteranos de guerra (Iraq y Afganistán) sobre el estrés postraumático, y asegura que lo que arraiga más el trauma es precisamente la ira. Ha pasado por Barcelona para impartir un taller sobre Evaluación y tratamiento de la ira y dar una conferencia en la 25a Jornada de la Societat Catalana de Recerca i Teràpia del Comportament. «Amor y gentileza – me dice- son buenos antídotos contra la ira». Ahora estudia los efectos sobre los niños de padres iracundos: «Si queremos mitigar la violencia en nuestra sociedad, hemos de empezar en casa».

Fuente: la vanguardia

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Numancia Rojas: «Los cuentos pueden cambiar nuestro mundo»

May 12, 2010 at 8:05 am (Entrevistas) ()

UNA VOZ DE LEYENDAS|ENTREVISTA CON LA NARRADORA ORAL|FUNDADORA DE LA CASA DE LOS CUENTOS

Numancia Rojas: «Los cuentos pueden cambiar nuestro mundo»

En las manos de Numancia Rojas nunca falta un cuento. Esta narradora profesional enseña a los adultos el gran valor de esas historias que les fascinaron de pequeños.

Numancia Rojas. Foto: GUILLERMO MOLINER

Numancia Rojas (57 años) se pasa la vida, literalmente, contando cuentos. Historias y leyendas que buscan despertar reflexiones, canalizar emociones, entretener. Esta narradora profesional que hizo sus pinitos con solo 5 años regenta la Casa de los Cuentos, en el barrio de Gràcia, un espacio literario con un aura casi mágica destinado, sobre todo, a los adultos amantes de este género. ¿Soñar despiertos? Sí, pero no solo eso. Para Rojas los cuentos también son un resorte para cambiar injusticias e infelicidades de la vida real. Por sus talleres de narración, que empezaron en Barcelona en 1991, han pasado ya más de 3.000 personas.

—¿Los mayores seguidores de los cuentos para adultos son personas con el síndrome de Peter Pan?
—Son personas menos rebuscadas. Sí es cierto que los cuentos se escuchan desde el yo niño. Un señor maduro, sabio y con todos los complejos superados siempre recibe los cuentos desde ese yo niño, desde los sentimientos elementales que están más a flor de piel.

—¿Qué tres ingredientes tiene que tener un cuento para triunfar?
—Es esencial que le guste a la persona que lo cuenta, que sea interesante y que tenga un mensaje positivo de la vida. Hay que tener en cuenta que el cuento es de quien lo escribe, del que lo lee, del que lo cuenta y del que lo escucha. Cada uno encuentra en él un significado. Por encima de todo, el cuento tiene que entretener, no tiene por qué tener moraleja.

—¿Y qué hace que haya historias cuya influencia resista generación tras generación?
—Es el caso de la Cenicienta, que ha sido interpretada de infinitas maneras. Tal y como explica el psicólogo Bruno Bettelheim, los cuentos clásicos producen cierto alivio en los niños. Les ayudan a crecer y a madurar. Si hay cuentos que te sirvieron cuando eras niño, probablemente los utilizarás con tus propios hijos. Así continuan a lo largo de los siglos.

—Gràcia es, de por sí, un barrio de relato, una musa literaria…
—Decidí vivir aquí porque es un barrio encantador, es como un pueblo. Estar en Gràcia me ha abierto las puertas a la hora de organizar talleres. El 70% de las alumnas llegan simplemente porque han visto el cartel de la puerta. Aquí vive gente con una mayor sensibilidad.

—Habla de «alumnas». ¿Son las mujeres sus principales aprendices?
—Sí, el 98% de asistentes a los talleres son mujeres. Es una cuestión ancestral porque la lengua es materna, no paterna. Las mujeres tienen un mayor interés en contar cuentos a hijos y nietos, están más ligadas a la tradición oral y a contar historias.

—¿Cuál es el objetivo final de los talleres que organiza?
—Quiero que la gente se interese por escuchar y contar cuentos y lo conviertan en su oficio o les sirva como herramienta de trabajo. Por los talleres pasan maestras, bibliotecarias, profesoras de universidad, psicólogos y hasta abogados que quieren mejorar su capacidad de expresión ante el jurado.

—¿Qué puede lograr un cuento?
—Los cuentos pueden cambiar nuestro mundo. Y explicaré un ejemplo para que no se quede en una mera utopía. Cuando fui a contar cuentos en la cárcel de mujeres de Brians 2, una chica acusada de traficar drogas logró montar un grupo de narradores de cuentos que se reunía cada domingo dentro de la prisión. Su mayor ilusión era salir de allí para dedicarse a explicar historias en la escuela de sus hijos. Los cuentos puden hacer reflexionar para ponerse en acción, no para adormecerse.

—¿Cómo elige las leyendas que explica en sus actuaciones?
—La diferencia entre hacer una sesión de monólogos y una de cuentos es que en la primera se representa a un personaje y, en la segunda, la narradora oral se representa a sí misma. Solo cuento cuentos que se identifican con mi manera de ser y ver la vida. Estoy especializada en temática feminista, política y social.

—Si pudiera, ¿en qué personaje fantástico se convertiría?
—Me gustaría ser un hada para otorgar deseos, volar y tener una espléndida varita mágica. Me encantaría ser maga en la vida real. Además, las hadas no tienen por qué ser necesariamente guapas y se les permite ser gorditas. En cuanto a las historias fantásticas, un consejo: las cosas siempre pasan una, tres o siete veces, que son números mágicos. Si no es así, es un falso cuento.

Fuente: el periodico

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Carmen Sandi: «No ser valorado por nuestros jefes produce mucho estrés»

May 12, 2010 at 8:03 am (Entrevistas) ()

CONFERENCIA SOBRE EL ESTRÉS Y LA MEMORIA.CaixaForum Lleida. Avenida de Blondel, 3. 19.00

Carmen Sandi.
Carmen Sandi.

DIRECTORA DEL LABORATORIO DE GENÉTICA DE LA CONDUCTA DEL BRAIN MIND INSTITUTE DE LAUSANA (SUIZA)

Carmen Sandi (Torrelavega, Cantabria, 1961) es una de las científicas españolas que han tenido que cruzar la frontera para emprender el vuelo en la investigación genética. Hoy analiza en Lleida los procesos fisiológicos con los que el estrés facilita y perjudica el aprendizaje y la memoria.

–¿Qué es el estrés?
–Una reacción del organismo ante lo desconocido y lo difícil. No siempre es negativo. Eleva los niveles de adrenalina y los glucocorticoides (cortisol, en humanos). Al sentir miedo, peligro e indecisión, estas hormonas activan la energía que nos prepara para escapar o luchar. No obstante, los humanos hemos desarrollado una sociedad en la que no necesitamos una respuesta fisiológica para sobrevivir. Las preocupaciones no se resuelven saliendo corriendo de una reunión.

–¿Cómo combatimos el estrés?
–Haciendo ejercicio físico y administrando bien el tiempo.

–¿El estrés afecta a la memoria?
–Puede ayudar a aprender y a memorizar. Pero si es fuerte, suele perjudicar a las funciones cognitivas, como la ansiedad de un estudiante ante un examen. Si una persona presenta estrés repetido, se produce una alteración neural reversible, que puede deteriorar la capacidad de atención, de procesamiento de información y de aprendizaje, lo que acompaña una depresión.

–¿Por qué no olvidamos las situaciones que producen estrés?
–El cerebro no procesa la información para aprender y memorizar como un ordenador. Cuando recibe la señal de que el organismo está estresado, los glucocorticoides actúan en las vías nerviosas encargadas del aprendizaje para reforzarlas en sus mecanismos de plasticidad neural y potenciar las conexiones y memorizar la situación estresante.

–¿Qué es lo que más nos impacta?
–Las situaciones sociales. Produce mucho estrés el no ser valorado por los jefes, compañeros de trabajo y familiares; ser tratado con desventaja. Y sentirse solo.

–¿Qué enfermedades guardan relación con el estrés?
–Las cardiovasculares. El cáncer puede estar afectado en su desarrollo. Los procesos de envejecimiento en general, y el cognitivo, en particular. Y especialmente, las enfermedades psiquiátricas, la ansiedad, la depresión, e incluso la esquizofrenia, cuyos brotes vienen marcados por una situación de estrés, si bien, debe existir ya una vulnerabilidad orgánica previa.

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«Atrévase a estar presente sin preguntarse adónde le llevará»

May 4, 2010 at 7:20 pm (Entrevistas) ()

Iván Oliveros (Sesha), maestro de vedanta advaita, una rama del hinduismo
49 años. Nací en Bogotá y vivo en Valencia. Estoy licenciado en Ingeniería Mecánica y estudié Filosofías Orientales. Separado y con tres hijos. Hacemos el mundo con nuestras actitudes y con nuestros pensamientos. El ser humano está integrado en un todo inteligente

¿La conciencia es innata al ser humano?

Sí, es una red de interacción en la que el ser humano está integrado y que produce en sí misma una condición profundamente inteligente. Desde este prisma no tienes que echar mano de un ser más inteligente, de un creador.

Ese es su tema: la no dualidad.

Cuando interpretas el mundo con el marco de la dualidad, determinas que una cosa es el que percibe y otra lo percibido.

Yo, y todo lo demás.

Exacto. Pero en Oriente hay otras formas de percepción, que se establecen creando nuevos estados de conciencia en los que la relación observador y observado cambia.

Tradúzcamelo a lo práctico.

Cuando conduces, si no reaccionas a cada curva te estrellas. De igual manera, en la práctica, estos estados de percepción se traducen en no estar en Babia, en no estar en las nubes, en estar presente, en vivir acorde con la intensidad de cada instante, en convertir cada momento en único.

Bueno, todos lo pretendemos.

El problema no es pretenderlo, sino lograrlo. Cuando ves una película y estás absorto en ella, no te das cuenta de que tú estás ahí, estás sin pensarlo. La atención constante a un objeto diluye tu sentido del yo; entonces surge una percepción diferente que se traduce en estar atento, vivo. Eso se llama no dualidad, y aflora la sabiduría y la intuición.

Nos lo han explicado muchas veces, pero en la práctica se escapa.

La mente, tal como funciona, está constituida de hábitos, y esos hábitos producen condicionamientos. Le es muy difícil a una persona salirse de esa forma habitual de percibir e interpretar las cosas. Intente por un instante no ser consciente de nada.

Imposible, ¿verdad? Incluso se es consciente de que se está distraído. Hay una condición en usted que es permanente: la conciencia. La conciencia es un don que poseemos, una fuerza inherente de saber. Su capacidad de cognición está siempre presente y se puede experimentar de manera diferente.

Bien, ¿de qué manera?

Siendo simultáneamente objeto y sujeto de percepción, eso le hará libre.

No entiendo nada.

Cuando usted percibe el mundo, lo percibe desde usted; lo que no es usted lo llama mundo. El mundo es su objeto y usted el sujeto, y desde ahí interpreta el mundo: yo y todo lo demás. Bien, pues le haré una pregunta.

Cuando lee un libro y está absorta en él, ¿dónde está usted en ese instante?

Leyendo el libro.

Sí, de acuerdo, ¿pero Ima reconoce que es Ima la que lee el libro?

No, Ima está absorta en el libro.

Exacto, si estás absorto en algo interesante o bello, estás perdido en ese momento en la percepción misma, en el presente. Y en ese instante no puedes catalogarte como yo, ya que no tienes conciencia de ti mismo.

De acuerdo, ¿y?

Cuando estás absorto, concentrado, ocurre algo mágico y misterioso: no tienes conciencia de ti pero sí del mundo que percibes, y reaccionas ante él. ¡Eso es tan grato!

Pasa el tiempo volando, cierto.

Es la pérdida del sentido de dualidad, pero no ocurre voluntariamente. Ahora plantéese otra cuestión: ¿cómo prefiere vivir: así o pensando?… Si pudiera vivir como cuando está absorta, desde ese estado de sabia percepción, si pudiera caminar, cocinar, sentir, dormir, querer así, sería todo diferente.

¿Qué hay en esa entrega total?

Está el mundo.

… Casi lo entiendo.

La mente trata siempre de replegarse a cosas que ya ha pensado o sentido porque así se siente segura, e invade el presente con esos sentimientos y pensamientos. Cuando aprendes a estar presente, gozas de la condición de permitir a las cosas nacer y darles tiempo a morir, y gozarlas con intensidad.

Simplemente, estar presente.

Sí, y esto que parece una simpleza descarga la psique y el sistema nervioso y permite una calidad de vida superior. La presencia es conciencia, y te permite ver el mundo como es. Se trata de convertir lo que vives en lo fundamental, en el momento válido.

¿Y cómo se consigue?

Estamos acostumbrados a que las cosas se consiguen con esfuerzo, pero ¿qué esfuerzo hace usted para existir?

Ninguno.

El problema es que usted quiere conseguir algo que con los atributos que ya conoce es imposible alcanzar. Entonces, lo que yo le digo es: atrévase, simplemente experimente el mundo, atrévase a estar presente sin saber si eso la lleva a otro sitio o no; la suma de esos pequeños momentos la conducirá a esa forma de percepción libre.

¿Coleccionar instantes de presente?

Cuando alguien tiene el don de la escritura, escribe sin dudar, como si alguien le dictara, y eso provoca que el lector se pierda en ese mundo, se convierta en eso. Si tu don es ese, resta en esa perspectiva y fluye en ella, eso te arrastra al presente de manera innata.

Y cada persona tiene un don.

Sí, aproveche su don, aquello en que no duda. A lo mejor es amar, cuidar, trabajar, pescar, cocinar; advierta aquello que por don tiene de natural y en ello sumérjase, la ayudará. Aunque existir en sí ya es un don.

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Espantar la duda

Incesante en el estudio y el análisis de las escrituras orientales y en la práctica de la meditación, un día ocurrió: «Tuve una experiencia muy intensa, desaparecieron los pensamientos, todas esas voces que continuamente hablan en nuestra mente, y percibí otra manera de estar en el mundo: la no dualidad, y fui adquiriendo una reacción más libre, aprendí a estar presente». A partir de entonces Iván Oliveros se convirtió en Sesha, abandonó la ingeniería y se dedicó a profundizar, escribir y comunicar qué pasos hay que seguir para alcanzar ese estado de presencia. Lo explicará, a través de un diálogo con Àlex Rovira, el próximo 9 de mayo en L´Auditori de Barcelona (www.inspiraconciencias.org).

Fuente: La vanguardia

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«Habla con una pared: ¡hablar solo es muy saludable!»

marzo 26, 2010 at 11:11 am (Entrevistas) ()

Luis Rojas Marcos, psiquiatra
Tengo 66 años. Nací en Sevilla y vivo en Nueva York desde 1968. Soy médico y psiquiatra. Estoy casado y tengo cuatro hijos (de 40 a 19 años) de dos matrimonios, y un nieto (1 año). ¿Política? Social. ¿Dios? No creo, y respeto a los que creen. Afectos y autonomía dan resiliencia

Resiliencia es…

La capacidad humana de asimilar  y superar adversidades graves. Deriva del latín resilire:rebotar.

¿La resiliencia nos ha llevado hasta aquí como especie?

Es un mecanismo adaptativo, sin duda.

¿Qué adversidad es la peor?

Perder a alguien muy querido. Padecer una enfermedad terminal, o un accidente traumático, o una agresión violenta… En términos generales: una ruptura fuerte.

¿Ruptura con qué?

Con tus conexiones con la vida hasta el momento. Si depositas tu identidad en tu empleo, ¡perderlo será una grave adversidad!

Y me quedaré sin sustento material.

Ya, pero adversidad grave es la que sacude tu sentido de la vida, la que te lleva al «¿tiene ahora algún sentido seguir viviendo?».

¿O resiliente o suicida?

Sí. Aunque habrá también quien siga vivo sin vivir, pasivo. O con hábitos autodestructivos, que es otro modo de suicidio.

Deme tres ejemplos de resilientes.

Joseph (54 años) superó un cáncer de páncreas. Hoy se le ha reproducido, le afecta ya a los huesos. ¡Yo hubiese tirado ya la toalla! Él sigue activo, relacionado, sin hundirse.

Otro.

Rose (44 años), de clase media-alta: desde los 5 años su tío abusó de ella sexualmente. Eso le ha dificultado confiar en los demás, relacionarse… Pese a todo, ha sabido sobreponerse y cultiva la confianza.

Y tres.

Marie ha visto morir de leucemia a su único hijo (23 años), que ella crió como madre soltera. Hoy me dice que ese trauma la ha hecho sabia, que hoy sabe qué es esencial y qué es superfluo. A este fenómeno le llamo crecimiento postraumáutico.

¿Aprender de la desgracia?

La mayoría preferiría no haber vivido ese sufrimiento, pero a la vez te confesarán que eso los ha hecho mejores…

Un tetrapléjico me dijo que no cambiaba su vida por la anterior al accidente…

Estudios con personas que han sufrido una grave adversidad revelan que su grado de felicidad presente es casi idéntico al que tenían antes del suceso. Se observa lo mismo entre gemelos idénticos.

En tal caso, la resiliencia podría ser una aptitud genética.

Tiene una base genética, seguro. Pero interfieren después factores ambientales.

¿Cuáles?

Dos, fundamentalmente: uno, el grado de conexiones afectivas; y dos, el grado de autonomía personal.

Repasemos: uno, conexiones afectivas.

Se trata de haber recibido afecto y tener una red de amigos. ¡Cultívelos! Si tienes con quien hablar y compartir, ¡estás salvado!

¿Sí? ¿Basta con hablar?

Sí: cuando me abandonó mi primera mujer, yo caí en una depresión. Y hablar con un amigo me salvó.

¿Ha sido esa ruptura conyugal la mayor adversidad de su vida?

Sí…, hasta que estuve a punto de morir en el 11-S, donde desaparecieron varios conocidos míos, como el mismo jefe de bomberos… Lo superé también hablando con amigos…

Necesitamos ser escuchados.

Es algo aún más elemental: hablar supone objetivar verbalmente las emociones, empaquetarlas en palabras, sacarlas de ti, alejarlas…, y eso va diluyendo el conflicto emocional. Incluso hablar con tu perro, tu gato…

¿Y si no tengo ni un amigo, ni un perro ni un gato?

Háblate a ti mismo al espejo.

¡Sí, sí…! O con la pared. Habla con una pared. ¡Habla! Que sí, que eso te aliviará: ¡hablar solo es muy saludable!

Le creo, pero mejor cultivaré amigos. Dos: autonomía personal, me decía…

Un científico, Sanderson, hizo un experimento ilustrativo: reclutó a personas que se ahogan ante el CO y les hizo respirar aire 2 por un tubo, inyectando crecientes dosis de CO …, pero haciendo creer a la mitad de

2 ellos que girando una llave podían minimizar la dosis. Eso era mentira, ¡pero el 75% de estos permanecieron tranquilos…, mientras que el resto padecía accesos de pánico!

Conclusión.

Sentir que dominas las riendas de tu vida te da poder sobre tus circunstancias.

Sabiendo todo esto, ¿cómo puedo aplicármelo para fortalecer mi resiliencia?

Uno, cultiva tus relaciones afectivas. Dos, narra lo que te pasa, cuenta tu historia. Tres, intenta pensar que tienes poder sobre tus circunstancias, y así minimízalas. ¡Crecerás en autoestima y autocontrol! Serás más resiliente: alejarás la infelicidad.

¿Quiénes son más resilientes en general, los hombres o las mujeres?

Aunque nacen más hombres que mujeres, acaban sobreviviendo más mujeres que hombres… Es un dato.

Si le pregunto: «Vivir, ¿para qué?», ¿qué me responde, doctor?

Dímelo tú. Si tú no encuentras motivo alguno para vivir, ¡nada puedo hacer yo! Pero siempre suele salir algo ínfimo: ver salir el sol, ver un partido… Y tirando de ese hilo, de lo que se esconde detrás de eso, encontraremos las conexiones con la vida…

¿Cuál es su motivo para vivir, doctor?

¡Tengo tantos, felizmente…! Pero si me obligas a quedarme sólo con uno, te diré uno: «Ya que estoy aquí…, ¡aprovecho!».

Resiliencia

«No importa lo que pase: ¡importa cómo vives lo que pasa!», dijo un viejo sabio. A esa capacidad la llaman hoy resiliencia, y Rojas Marcos le dedica el manual Superar la adversidad (Espasa), pistas para asimilar mejor reveses. Una cita de Darwin lo encabeza: «No son los más fuertes de la especie los que sobreviven: sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios». Y para ello conviene autoconfianza, nacida del cariño («yo era un desastroso estudiante… hasta que una profesora me hizo sentir que confiaba en mí», recuerda don Luis), y el escudo del humor: cuando don Luis preguntó a su madre qué prefería que hiciesen con su cuerpo al morir, ella dijo: «Dadme una sorpresa».

Fuente: La vanguardia

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«Estoy harto de los pesimistas, los optimistas tenemos razón»

enero 4, 2010 at 11:33 am (Entrevistas) ()

Eduard Biosca, optimista global
Tengo 44 años. Nací y vivo en Terrassa. Soy actor, autor humorista y humanista, y predico el optimismo global. Vivo en pareja y no tengo hijos. Soy progresista: ¡progresamos! Llamamos Dios a lo que aún desconocemos, pero nuestra inteligencia despeja cada vez más enigmas

Cuál ha sido la mejor noticia del 2009?

«Ha llegado el momento de invertir en África»:cada vez hay más democracias, menos corrupción, más seguridad y mejores condiciones económicas.

¿De verdad?

Lo publicaba el Magazine de La Vanguardia… pero no consumimos buenas noticias.

¿Por qué?

El pesimismo tiene mejor prensa. Yya estoy harto: los optimistas debemos contraatacar.

¿Usted se declara optimista?

Optimista global: muchas cosas no van bien, ¡pero como especie no cesamos de mejorar!

¿Ve el vaso medio lleno?

Sigue por debajo de la mitad…, ¡pero está llenándose, y no deja de llenarse más y más!

No olvide que hay guerras…

Menos que en el pasado. Infórmese, periodista: ¡el pesimista es un mal informado!

Suele decirse lo contrario.

Es falso. El pesimista es un sentimental que se deja llevar por una emoción negativa, sin reflexionar. El optimista, en cambio, es analítico: analiza los datos y ve que la realidad es favorable, que el conjunto es positivo.

No olvide que hay hambre…

El planeta alberga cada vez a más humanos, ¡y aún así la proporción de los bien alimentados crece! Frenemos la superpoblación, y pronto habrá alimento de sobra para todos.

No olvide que hay pobreza…

Media España era tercer mundo hace poco, y hoy vive bien. Y muchas partes del tercer mundo siguen saliendo de la pobreza.

No olvide que perdemos los valores…

¡Ja! Me irrita oír eso: ¡los valores no dejan de crecer! ¿No somos más demócratas? Hace 34 años no había democracia en España…

Visto así…

Más: ¿y los derechos humanos? Aprobados hace 60 años, son más jóvenes que Mick Jagger: ¡han supuesto un colosal incremento de valores! ¿No es motivo para ser optimista?

Ojalá se cumpliesen siempre…

Hemos acabado con la explotación infantil en muchas partes del mundo. Protegemos los derechos de la mujer. Aquí la educación es pública y universal. ¡Son principios que no conocían nuestros abuelos! Aceptemos que ser pesimista es bastante infundado.

Hay enfermedades, cáncer, muerte…

Sí, la vida es dura, pero paliamos cada día más dolencias. Antes encerrábamos o quemábamos a los locos, ahora los curamos.

Hay cambio climático…

Siempre lo hubo, pero ahora estamos reaccionando. Disponemos de toda la tecnología para generar energía renovable y para reciclar todo al 100%.

¿Y a qué esperamos, señor optimista?

Estamos a punto… por mucho que haya quien se resiste a verlo: sucedió igual cuando el automóvil estaba ya a punto y aún había pesimistas que anunciaban que las ciudades estaban condenadas a desaparecer bajo capas de heces de caballo…

¿En qué aspectos cree que hemos mejorado durante el año 2009?

Durante el año 2009 he ido recopilando casi 200 buenas noticias… aunque a los periodistas no os venga bien destacarlas.

El periodista vive de relatar conflictos.

Por eso a veces tituláis noticias como si fueses malas, ¡cuando son buenas!: «Continúan las guerras de los diamantes», titulabais.., y en el texto se leía que cada día hay menos guerras por diamantes. «Continúan», eso es verdad… ¡pero hay menos, hay menos!

Tiene razón.

De todos modos, la culpa es de todos: aunque La Vanguardia destacase en portada una buena noticia, los lectores las pasaríamos por alto, porque nos deja más huella lo trágico, lo negativo. Te impactarán más mil muertos más por terrorismo que mil muertos menos (como este año) en carretera.

A ustedes los optimistas les cuesta cotizar al alza en esta sociedad…

Ser optimista es la apuesta difícil, incómoda: ¡la cómoda y facilona es ir de pesimista!

Tiene mas prestigio social, es verdad.

Al pesimista le ven con aura intelectual, de rigor crítico. Y al optimista con halo de bobo del que burlarse. ¡Ya basta de eso! ¡Basta!

Se enfada usted…

Sí, me indigno, porque el pesimista no es el que sabe ver los problemas, ¡es sólo el que no sabe ver las soluciones a los problemas!

Buena frase.

Al final, el tiempo y la historia acaban dando la razón más al optimista que al pesimista. ¡Proclamo que ha llegado la hora de que los optimistas empecemos a morder fuerte!

¿Qué bondades espera del año 2010?

Obama ha desbloqueado la investigación con células madre que Bush vetó: ¡vendrán avances fabulosos para la humanidad!

Viviremos más años y más sanos…

Nos imponemos a la cruel y despiadada naturaleza: lo natural del ser humano primitivo era ser depredado en cuanto empezaba a envejecer un poco… Ha sido lo artificial lo que nos ha salvado y nos ha humanizado. ¡La cultura humana es artificio, al cabo!

Pero nos encanta la naturaleza.

Para domeñarla: si tan maravillosa fuese, preferiríamos vivir en cuevas. Y no, ¿verdad?

No. Hasta me alegro de tener tele.

Hay mucho naturalista de osito de peluche… Pero lo cierto es que siendo animal ni sabes que existes, y matas a tus crías, y te despedazas… Y hemos sido los humanos los que hemos saltado a la conciencia, los que hemos inventado el pacifismo… y los que vamos a mejor. ¡Viva el ser humano!

——————-

«Estoy harto de los pesimistas, los optimistas tenemos razón»
Buenas noticias

No le da la gana dejarse arrastrar por el pesimismo hegemónico. Biosca milita en el optimismo: argumenta con datos que la humanidad no ha dejado de mejorar hasta ahora, y que lo previsible es que sigamos mejorando. A esta doctrina la llama «optimismo global», y así ha titulado el libro en el que la expone (www. optimismoglobal. com) y el espectáculo teatral en el que monologa sus tesis, en el Teatreneu de Barcelona (cada domingo, a las 18.30 h, www. pocaconya. com). El sábado, además, Biosca promovió la elección de la mejor noticia del 2009, con tres ganadoras: «Buen momento para invertir en África»,»Expansión inmobiliaria en Cisjordania», «Obama permite investigar las células madre»

Fuente: La Vanguardia

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Ursula Oberst: «Un niño que se porta mal tiene baja autoestima»

septiembre 9, 2009 at 12:13 pm (Entrevistas) ()

LA ENTREVISTA | PROFESORA DE PSICOLOGÍA

Afirma que muchos padres y educadores empiezan el curso angustiados porque cada vez hay más niños con conductas destructivas.

 Foto: RICARD CUGAT

«Ante el inicio de curso, muchos padres y educadores están angustiados. Tienen la percepción de que cada año los niños son más difíciles de llevar a nivel conductual. Tienen conductas destructivas», opina Ursula Oberst.

–En épocas autoritarias, el método de educación era autoritario. ¿Hoy somos demasiado permisivos?
–Desde luego. La sociedad se ha vuelto más laxa, más permisiva, no solo a la hora de educar, sino para todo.

–Es lógico que esto se traslade a la educación.
–Por eso los padres y maestros se sienten desorientados. Por un lado saben que no pueden ser demasiado autoritarios, y por otro intuyen que la educación que dan a sus hijos o alumnos es demasiado permisiva. No saben qué hacer. No saben qué alternativas hay.

–¿Alguna alternativa?
–Es muy importante ser coherente: por ejemplo, no amenazar con un castigo y luego no aplicarlo. No me parece buena idea un castigo del tipo: «Si haces tal cosa, no podrás ver la tele». Pero si los padres lo pronuncian, lo deben cumplir; si no, se queda en una amenaza vacía y el niño aprende que puede hacer lo que quiera sin ser castigado.

–¿Es partidaria del castigo?
–Yo no soy muy partidaria del castigo, pero es verdad que los padres necesitan autoridad. Ahora está prohibido pegar a los hijos; me parece muy bien, pero hemos caído en el otro extremo: ahora un padre se arriesga a ser denunciado por malos tratos si le da un bofetón a su hijo. De esta manera, el hijo se queda con la idea de que los padres no tienen ninguna autoridad. Los padres necesitan otro tipo de ayuda para no tener que recurrir al castigo físico, una ayuda que no les haga quedar desautorizados.

–No existen recetas milagrosas.
–Pero nos gustaría tenerlas. Muchas veces padres y maestros se acercan para preguntarme: «Si el niño hace esto, ¿yo qué hago?» Ojalá yo pudiera darles una respuesta clara, pero no es posible, porque cuando un niño actúa de una determinada manera, esa conducta responde siempre a un deseo inconsciente. Por eso no hay que actuar sobre la conducta, sino sobre el deseo inconsciente que late tras ella.

–Cuando son pequeños, buscan llamar la atención llorando.
–Y yo me pregunto: si obtienen lo que quieren mediante la rabieta, ¿qué pasará cuando lleguen a ser adolescentes?

–Yo también me lo pregunto.
–Pues el niño que simpre consigue sus objetivos con una rabieta, probablemente será un tirano que querrá conseguir sus objetivos chillando o a través de la fuerza. Si se les da lo que quieren cuando son niños y lloran, lo que les estamos transmitiendo, lo que aprenden, es que demostrando un sufrimiento ostentoso pueden conseguir lo que quieren.

–Es usted muy contundente.
–Es que para los padres es más fácil ceder que imponerse. Y no digo imponerse con la fuerza, sino mantener el no. Siempre es mucho más facil decir que sí y comprarle al niño lo que quiere. Aguantar los llantos es más difícil. Pero si el niño ve que no cedemos, que nos mantenemos tranquilos, incluso amables, sin chillarle ni pegarle, pero firmes, el niño aprende que cuando decimos no, es no. Así, la próxima vez no adoptará la misma actitud.

–Usted dice que el adulto tiende a criticar lo que el niño ha hecho mal, cuando en realidad deberíamos evitar la crítica, poner énfasis en las virtudes, creer en él y resaltar menos los defectos.
–En la escuela tenemos tendencia a destacar los errores y las faltas del niño, en vez de animarle destacando lo positivo que hay en él. Por ejemplo: «Veo que has hecho menos faltas que la última vez, ¿qué pasaría si probases a hacerlo de esta otra manera?» Porque un niño con problemas de conducta es un niño con baja autoestima, un niño al que le falta ánimo, coraje. Aunque en ocasiones demuestre una conducta tiránica, detrás se esconde siempre una baja autoestima.

–¿Qué actitud debemos adoptar en la escuela?
–Debemos evitar criticar, reñir y castigar duramente para que el niño no se sienta humillado. Muchas veces en las escuelas, aunque no sea la intención de la maestra, el niño se siente humillado.

–…
–Si en clase la maestra se dirige al alumno con retintín, aunque sea un leve sarcasmo sin mala intención, al niño le queda grabado porque se siente humillado delante de los demás. Así que el niño tendrá la intención de vengarse, bien sea a través de conductas destructivas o molestando a la maestra. Por eso creo que resulta vital el respeto al niño, incluso hacia el que se porta mal. No es que debamos aceptar su conducta, pero sí tenemos que respetarle como una persona que se equivoca, que actúa mal porque no sabe cómo actuar mejor.

Fuente: El periodico.

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«Hace 6.000 años se disparó el ego y empezaron las guerras»

agosto 28, 2009 at 10:08 am (Entrevistas) (, , , )

Steve Taylor, investigador de la evolución histórica de la psique humana
Tengo 41 años. Nací y vivo en Manchester. Soy profesor de desarrollo personal en la Universidad de Manchester. Estoy casado y tengo dos hijos, de 5 y 3 años. Soy ecosocialista. Creo en el Espíritu, que lo permea todo. Durante milenios vivimos armónicamente y sin opresiones

¿Expulsados del paraíso?

El mítico relato bíblico de la expulsión del jardín del Edén es metáfora de algo que de verdad sucedió. Otros relatos míticos coinciden.

¿Cuáles?

Los griegos y los romanos evocaron una pretérita edad de oro. Y los chinos, una remota edad de la virtud perfecta.

Mitos.

Que investigaciones históricas, paleoantropológicas y arqueológicas apuntalan.

¿Ah, sí? ¿Qué dicen las investigaciones?

Que hubo un tiempo sin guerras, sin desigualdades sociales, sin opresión sobre las mujeres, sin represión sexual y en armonía entre nosotros y con el entorno natural.

¿Qué indicios hay de vida tan beatífica?

No hay poblados fortificados, el arte no plasma batallas, los enterramientos son comunales y sin armas, no hay tumbas individuales de caudillos, guerreros o potentados…

¿De qué tiempo está hablándome?

De la mayor parte de la existencia de nuestra especie: hasta hace sólo 6.000 años vivíamos en esas comunidades recolectoras cazadoras que con poquitas horas al día se procuraban sustento, no acumulaban tierras ni propiedades, no sometían a otros…

¿Estoy oyendo a un nuevo Rousseau?

El ser humano no siempre ha sido lobo para sí mismo, ni su vida bárbara y cruel.

¿Y por qué se nos acabó la buena vida?

Hace 6.000 años se dio la «explosión del ego», y eso nos llevó a la «caída».

Explíqueme eso.

Sitúese en Saharasia, la franja terrestre que discurre desde el Sáhara hasta el Gobi, pasando por el sur del mar Negro.

Ya estoy.

Durante milenios fueron fértiles tierras con agua, bosques, pastos, sabanas con caza… de las que vivían plácidamente pueblos indoeuropeos y semitas. Pero hace 6.000 años…

¿Alguien mordió alguna manzana?

Casi perecemos por no poder morder nada: un drástico cambio climático desertizó esas tierras, agostó la vegetación, ahuyentó a los animales… Y, para sobrevivir, la psique de esos pueblos se alteró: se exacerbó el ego.

¿Por qué? ¿Con qué consecuencias?

Hasta entonces cada individuo era empático con los demás, integrado y osmótico con el entorno. Pero, desde entonces, el ego individual se desgajó y se acorazó. Con un intelecto desgajado del cuerpo, un individuo desgajado de su entorno y personas menos empáticas con sus congéneres… brotó la codicia, la guerra sistemática, el caudillismo, las jerarquías, la opresión de unos sobre otros, la sumisión de la mujer, la represión sexual, el trabajo duro, la explotación de la naturaleza, la conquista… y los primeros imperios: Egipto, Sumer…

¡Hombre, la civilización!

Nuestra egótica era, con gran avidez de propiedades individuales y gran inventiva: la rueda, el arado, las matemáticas, ¡la ciencia!

Guerra, ciencia, ¿hijas gemelas del ego?

Este ego que erige pirámides y catedrales y crea terapias génicas y naves espaciales, paga con el sudor de neurosis y conflictos…

¿Descendemos nosotros de aquellos pueblos saharasiáticos «caídos»?

Así es: su ansia llevó a los indoeuropeos a expandirse por Europa, India, Persia y China, y a los semitas porÁfrica,Arabia y Mesopotamia. Arrasaron a su paso a los pacíficos pueblos «precaídos» que encontraron…

¿Qué pueblos, por ejemplo?

De los pueblos de la vieja Europa precaída, los de Malta y los de la Creta minoica fueron los que más perduraron, dada su insularidad. Vea el arte cretense, colorista y vitalista, que exalta la naturaleza, la sensualidad… Aquellos pacíficos cretenses serían machacados, hace 3.800, años por los aqueos, fieros indoeuropeos.

¿No ha llegado hasta nuestros días algún pueblo de psicología preegótica?

Sólo quedan algunas comunidades ínfimas en las selvas de Malasia y de Borneo, en las islas Andamán (Índico), en el Amazonas, en África…

¿Cómo es la psique «no caída»?

Desde la «caída» nos sentimos desasosegados, incómodos, no nos soportamos, no sabemos estar sin hacer algo… ¡Antes no era así!: nos sentíamos muy integrados en el grupo y la naturaleza, tranquilos.

¿Cómo puede usted saberlo?

Un estudio en la sala de espera de un médico australiano consignó que los pacientes anglosajones se agitaban inquietos, impacientes por la espera, mientras los aborígenes permanecían sosegados, como si para ellos no discurriera el tiempo… La psique «precaída» vive integrada en el presente, no lo disgrega de pasado y futuro.

¿Y aztecas e incas, tan jerárquicos, imperialistas, con sacrificios humanos…?

Es verdad: provenían también de zonas que pasaron de fértiles a áridas, y su psique procedió de modo similar a la indoeuropea.

¿Y los indios norteamericanos, qué?

Eran en su mayoría «precaída»… hasta que contactaron con europeos, que los contaminaron de su ego. No era el caso aún de los iroqueses en el siglo XVIII, cuyo sistema igualitario y cuya liga de naciones iroquesas ¡inspiró la democracia y la confederación estadounidense!

Creí que la democracia era griega…

¿Con mujeres sometidas y con esclavos? ¡No, no! Fue la democracia iroquesa, a través de la revolución americana, la que alumbraría luego la Revolución Francesa.

«La caída»

Sostiene Steve Taylor que guerrear, oprimir al otro y abusar de la naturaleza no son conductas de origen, sino patologías derivadas de un ego desmandado hace sólo 6.000 años. Acopia ingentes datos para ilustrar su tesis, expuesta en el ensayo La caída (La Llave), simplista para unos y luminoso para otros. Es un relato plausible y consolador: significa que hoy podemos revertir nuestro excesivo ego para volver a vivir en armonía contigo mismo, con tus congéneres y con la naturaleza. ¡Bella esperanza! Parte de tal empeño lo consigna Taylor en su estudio Creando el tiempo (La Llave), sobre la posibilidad de manejar nuestra propia percepción del tiempo.., quizá otra creación de la psique.

Fuente: La vanguardia

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«Reírnos de nosotros mismos debería ser casi obligatorio»

julio 22, 2009 at 7:17 pm (Entrevistas) ()

Carmen Iglesias, catedrática de Historia de las Ideas Políticas y Morales
¿Edad?…, no me gusta que se catalogue a las personas por algo de lo que no son responsables, lo importante es lo de dentro. Soy de Madrid. Académica de las reales academias Española y de la Historia. Estoy separada, sin hijos. Creo en la concordia, no en el buenismo. Agnóstica

Cuál es la mejor idea que ha tenido el ser humano?

El Estado de derecho y la igualdad de todos bajo la ley. Que prime el criterio del mérito personal sobre el del nacimiento es un gran invento, el invento del individuo.

¿Qué ideas le han abierto la mente?

Siempre recuerdo la impresión que me causó durante el bachillerato saber que el sistema solar y el propio Sol acabarían un día.

La finitud.

Y luego están los griegos, y una idea que está en todos, desde las tragedias hasta Platón y Aristóteles: el hombre es más fuerte que el destino. Estamos destinados a la mortalidad y aun así obramos como si fuéramos a vivir siempre, como si pudiéramos transmitir a los demás parte de nosotros mismos.

¿Y qué idea le ha abierto el corazón?

La empatía, tiendo a creer en la buena voluntad de los demás. Nietzsche definía la maldad de una manera que también me impresionó: «¿A quién llamamos malvado?», se preguntaba. «A quien procura siempre la vergüenza ajena», respondía. He procurado alejarme de ese tipo de personas.

¿Dónde ha visto mejor reflejada la empatía a lo largo de la historia?

De nuevo los griegos. Ya Homero en La Ilíada se pone en el lugar del vencido. Esa capacidad de distanciarse de uno mismo, de cierta autocrítica, no sólo es una actitud fundamental para relacionarse con los demás: lo es también en la ciencia, que no existiría si no fuéramos capaces de verlo todo con otra mirada distinta de lo que nos han enseñado, de los prejuicios.

¿Qué admira en los otros?

La inteligencia entendida como capacidad de comprensión unida a cierta bondad, la compasión en el sentido profundo del término, de ponerte en la piel del otro.

¿Lo practican los historiadores?

¿Por qué lo dice?

Porque se suele atribuir lo malo de hoy a errores pasados.

Confundimos la casualidad con la causalidad, y eso nos lleva a creer que lo sucedido era inevitable, y no lo era. La realidad y la historia es siempre abierta; es un consuelo.

A nivel personal, mucho…

Por supuesto, puedes construirte e intentar que tu vida sea en la medida de lo posible una obra de arte.

¿Sufrimos de pesimismo histórico?

Sí, en España solemos pensar que ocurrirá lo peor. Y si tiendes a pensar que todo va a salir mal, ocurre lo que en las ciencias sociales llaman «la profecía autocumplida».

¿Cuál de todos los tópicos españoles le llama más la atención?

Lo de las dos Españas, que se deriva de la falta de historia comparada con los demás países. Hay dos Españas, y tres y cinco, como hay seis Francias. Proyectar sobre el pasado los valores del presente, el presentismo, nos lleva a afirmar que este país no tiene arreglo. Hay quien piensa que la historia no es lineal, sino en ovillo o en espiral.

Pero no dejamos de repetirnos.

Cierto, pero al mismo tiempo hacemos saltos de vez en cuando. El duque de Mauri decía que ni en ovillo ni en espiral, en zigzag como los borrachos.

¿Qué nos enseña nuestra historia?

Qué España no es diferente, y que la historia no se puede contemplar en términos de pesimismo u optimismo, éxito o fracaso. Nunca hay ganancias absolutas, avanzamos por un lado, y eso crea una serie de problemas y retos.

¿El humano evoluciona o seguimos siendo el mismo mono peludo?

Creo que evoluciona moralmente, pero eso no quiere decir que se acabe con la barbarie. Ahí están los gulag, los Guantánamo y las miserias, pero por primera vez somos capaces de condenarlo, de tener conciencia del valor de la vida humana, pero es un criterio frágil que hay que ir manteniendo.

Para que no se repitan los totalitarismos denostamos las ideologías.

Se confunde idea e ideología. Los salvadores de patrias son siempre muy peligrosos porque creen que tienen la verdad. Mucha de la sentimentalidad religiosa que lleva a la gente a creer contra toda racionalidad se ha traspasado a veces a la política, que llega a sistemas totalitarios cuando intenta penetrar en el interior de las conciencias.

Papá Estado.

Las ideologías como visiones del mundo hay que desecharlas, pero no las convicciones y las ideas, aunque siempre hay que contrastarlas con los demás.

Con el poder hay que ser crítico.

Exacto, y no hay que temer al conflicto si se cuenta con las instituciones necesarias para resolverlo con cierto consenso. La paz de los cementerios, donde nadie disiente ni se levanta, es la paz de las dictaduras.

¿Qué ideas la han acompañado?

Suelo apuntar frases, la primera que recuerdo la dice un personaje de Truffaut: «Hay que fortalecerse, que no endurecerse, porque la vida es dura pero hermosa». Otra es de una novela policiaca: la chica le dice al detective: «¿Cómo siendo tan duro puedes ser tan tierno?». Y él responde: «Si no fuera duro, no habría sobrevivido; si no fuera tierno, no habría merecido la pena sobrevivir».

¿Qué ayuda a una civilización a superar sus problemas?

Saber reírnos de nosotros mismos en la vida personal y la colectiva debería ser casi obligatorio.

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Pertenece a una familia de clase media, hija única, a la que le transmitieron que lo que más valía en esta vida era lo que tú podías aprender, que eso es lo que te vertebra por dentro. «Amar el conocer, la curiosidad, te da un placer inmenso y es muy liberador en épocas difíciles». Y conversar con gente que invierte voluntad y pasión en saber es un regalo. Tuvieron suerte la infanta Cristina y el príncipe Felipe de cruzarse en sus estudios con esta historiadora que huye de los tópicos y nos devuelve una historia sembrada de matices. En No siempre lo peor es cierto (Galaxia Gutenberg) desmonta la visión negativa que la mayoría de sus colegas ha mantenido sobre nuestra historia.

Fuente: La vanguardia

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