«Poseemos defensas naturales para luchar contra el cáncer»

May 28, 2008 at 8:30 am (Entrevistas) ()

David Servan-Schreiber, psiquiatra y neurólogo
«Poseemos defensas naturales para luchar contra el cáncer»
IMA SANCHÍS  – 28/05/2008
46 años. Vivo entre París y Pittsburgh, donde soy profesor en la universidad. Divorciado y con un hijo. Creo que todos los estamentos de la vida, desde lo mineral hasta lo vegetal, están conectados, y que esa conexión va más allá de lo material. Me preocupa el medio ambiente

Usted era un joven triunfador…

… Que descubrió que ser un reconocido neurocientífico y psiquiatra de 31 años no te protege del cáncer.

¿Cómo se enfrentó al tumor cerebral?

Desde mi posición de médico tenía una ventaja: podía investigar en profundidad la literatura médica para encontrar la manera óptima de luchar.

¿Lo más importante que descubrió?

Que todos tenemos células cancerígenas en nuestro cuerpo pero sólo uno de cada tres morirá por el desarrollo de la enfermedad.

Glups.

Todos poseemos defensas naturales para luchar contra ellas. La aparición de la enfermedad no es más que el incremento desmedido de los agentes que facilitan el crecimiento del cáncer enfrentado a la disminución de los agentes inhibidores del cáncer, ambos se encuentran en nuestro cuerpo.

¿Qué le salvó la vida?

En primer lugar, la medicina tradicional: yo he vivido dos operaciones y he pasado por tres meses de quimioterapia. Pero parece que olvidemos que antes, durante y después debemos potenciar los mecanismos naturales que nuestro cuerpo posee para luchar contra el cáncer y prevenirlo.

Usted sostiene que en el cáncer desempeña un gran papel la actitud psicológica.

Los aspectos psicológicos son parte de la barrera inhibidora o de los agentes que lo facilitan; pero no creo que tenga un nivel de participación mayor que la contaminación ambiental, la mala alimentación, la falta de ejercicio físico… Fíjese en este experimento.

Ratas.

Sí, a las que se les injertó un tumor agresivo. El 54% de las que fueron dejadas a su aire pudo protegerse del tumor. De las que fueron sometidas a descargas eléctricas que les provocaban una sensación de desesperanza e intranquilidad, sólo se salvó el 23%. Un tercer grupo aprendió a detener las descargas apretando un botón y resultaron ser las mejores a la hora de enfrentarse al cáncer.

¿Conclusión?

Hay un estrés malo, que conlleva una desesperanza que te imposibilita luchar contra la enfermedad; y hay un estrés positivo, que te hace desarrollar una serie de defensas. O sea, que la cuestión no es si tenemos o no estrés, sino la actitud a la hora de enfrentarnos a los problemas, y esto es algo que cualquiera de nosotros es capaz de aprender.

¿A usted de qué le ha servido el cáncer?

Mi vida es ahora mucho más sana que antes, y me encantaría que la gente aprendiera a mejorar su nivel de salud sin necesidad de tener que desarrollar un cáncer.

¿En qué se equivocaba?

Entre otras cosas, comía como cualquier norteamericano. Creía que todos los alimentos, pinturas, limpiadores del hogar, cosméticos y plásticos que podía comprar en un supermercado eran suficientemente seguros, y he descubierto que no es así, que muchos de ellos contribuyen a aumentar los agentes que favorecen el desarrollo del tumor.

¿Qué debemos saber?

Las proteínas animales contribuyen al crecimiento del cáncer. La mayoría de los agentes químicos que ayudan en la lucha contra el cáncer están en los vegetales, la verdura y la fruta, y en especias como la cúrcuma, el tomillo, el romero, la albahaca y el té verde.

En los colegios, los niños siguen tomando tres veces a la semana carne.

Se encuentra el mismo nivel de proteínas en la soja, el tofu y en las lentejas o las alubias mezcladas con cereales. El fondo mundial de la investigación contra el cáncer recomienda comer 300 gramos de carne a la semana, pero comemos esa cantidad al día.

La fruta está llena de pesticidas.

Sí, y sabemos con certeza que muchos pesticidas provocan cambios hormonales, llegan a cambiar el sexo de las ratas. Y cuando una mujer desarrolla cáncer de mama o un hombre de próstata, la primera medida es que no reciba ningún tipo de hormonas.

Vaya, entonces estamos atrapados.

Lo ideal es la comida orgánica; sin embargo, hoy por hoy, el conocimiento científico que tenemos indica que es mejor comer brécol con algún residuo de pesticida que no comerlo, porque contiene agentes químicos importantes en la lucha contra el cáncer.

La comida orgánica es carísima.

Cuando los consumidores exijamos que los alimentos no tengan contaminantes, las prácticas agrícolas cambiarán y los precios bajarán, como podemos ver en Alemania.

¡Pero ni siquiera sus colegas dan importancia a lo que está diciendo!

¿Quién diablos va a pagar un estudio sobre la diferencia entre el brécol con y sin pesticidas? Nadie posee una patente del brécol, y quienes investigan y ejercen mayor presión sobre los médicos son las empresas que patentan medicamentos.

¿Y qué me dice de las grasas Omega 6?

Que estimulan la inflamación y el crecimiento celular; se encuentran en el aceite de girasol y el de soja, presentes en toda la comida envasada y la bollería; y en el ganado, y sus derivados (huevos, leche), y toda la carne animal que se alimenta con maíz y soja.

Qué más.

Una de las fuentes más poderosas de energía a la hora de enfrentarnos al cáncer son nuestras relaciones, también hay estudios sobre eso. Personalmente, me di cuenta de cuán importante era, para que mi vida tuviera sentido, dar algo de mí a los demás.

En propia carne

Era un joven triunfador, aunque a su padre, un conocido político y pensador, todo le sabía a poco. A los dos años ya sabía leer y escribir, pasó la selectividad con 16 años y en tres años terminó la carrera de Medicina. Era el responsable de uno de los centros de investigación médica dedicados al estudio de neurociencia cognitiva clínica más importantes del mundo. «Vivía inmerso en el estrés». A los 31 años le diagnosticaron un tumor cerebral; tras someterse a los tratamientos médicos convencionales, sufrió una recaída y decidió investigar a fondo causas y terapias complementarias. Así nació Anticáncer, una nueva forma de vida (Espasa), número uno en la lista de superventas internacionales.

Fuente: La Vanguardia

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Vicente Haya: «En Japón el arte supremo es no pelearse»

May 28, 2008 at 8:28 am (Entrevistas) (, )

28/5/2008 Edición Impresa LA ENTREVISTA CON VICENTE HAYA, EXPERTO EN CULTURA JAPONESA

Publica un libro sobre el haiku como camino espiritual y afirma que el arte no está en vencer, sino en saber esquivar la confrontación.

SANTIAGO BARTOLOMÉ

–¿Qué le fascina de la cultura japonesa?
–La sensibilidad. Una sensibilidad que puede educar la nuestra, que puede hacer que en ti se produzcan transformaciones.

–¿Para llegar adónde?
–A una intimidad mayor con el mundo. Eso es el haiku: una forma de acercarse a la realidad.

–¿No tenemos intimidad con el mundo?
–No. La mayoría de las veces somos espectadores. Y espectadores pasivos y desatentos que, además, proyectamos afuera nuestra propia desdicha y ruido interno.

–Pero nosotros formamos parte del mundo.
–Podemos estar más en él si nos imponemos menos. Nuestro mundo psicológico tendría que acallarse. Los haikus te enseñan a no pensar, a no imponer tu mundo sentimental. Aquí nos creemos muy importantes porque pensamos y sentimos una serie de cosas. Y ellos dicen: «Ni el mundo de lo que tú amas ni de lo que piensas me interesan nada».

–¿Qué les interesa?
–Si estabas delante de una hierba cuando se inclinó al posarse una libélula.

–Nuestro ego nos impide ver la hierba.
–Exacto. Tendríamos que desaparecer para ser testigos de aquello que sucede delante nuestro. El buen poeta de haikus desaparece y se entrega generoso a la labor de recoger pequeños instantes de lo que sucede en el mundo.

–¿Y el malo?
–Se cree superior. Si un haiku nos impacta, es que es bastante malo. Un buen poema lo puede escribir un mendigo. No hacen falta metáforas ni grandes palabras.

–Las palabras pueden estorbar.
–Lo ideal para ellos es hablar no con palabras, sino con el hara.

–¿Quiere decir las entrañas?
–Con el centro vital. Las palabras no tienen nada que ver con lo que estás comunicando. Si eres capaz de percibir a la persona integral que tienes delante, y no solo una verbalización, encuentras soluciones donde el otro no las encontraba con palabras.

–Su concepto del yo es radicalmente opuesto al nuestro.
–Desde el punto de vista oriental, el yo es una tensión dentro de la creación. Se trata de armonizar con el mundo. Aquí decimos: «Yo soy yo porque soy diferente del mundo». Y eso mismo que te define, es tu causa de angustia.

–Pero a veces ellos se van al otro extremo.
–A veces se identifican tanto con su empresa, que su nombre pasa a ser Federico Mitsubishi o Pepe Sony. Así desaparece su yo. Ni nuestro yo occidental pétreo es bueno, porque chocamos y no paran de saltar chispas, ni tampoco lo es su yo inexistente.
–¿Qué más ha aprendido de Ja- pón en los últimos años?
–La modestia. He vivido con monjes budistas, con ancianos, con amas de casa, con muchos estratos sociales que me han enseñado el Japón real. Y su gran enseñanza es la modestia.

–¿Algún recuerdo notable?
–Trabajaba en una pequeña aldea de campesinos cultivando setas y tenía cama y comida a cambio de mi trabajo. Una vez nos internamos en el bosque con mi compañero y me sorprendió mucho que él fuera todo el rato esquivando hilos de araña.

–O sea, que no solo los veía, sino que los respetaba.
–Sí, y yo me los iba comiendo todos detrás de él. El hecho de que se molestase en esquivarlos para no dañar la naturaleza dice mucho del espíritu de Japón. Era un chaval que casi no hablaba, que no me colocó nin- gún rollo ni quiso hacer proselitismo de nada.

–¿En la vida social hay humildad?
–El pueblo japonés es extraordinariamente educado y cortés. La palabra «disculpe» o «perdone» se puede escuchar 40 veces en un día. Viven con esa palabra en la boca, incluso piden disculpas si otro les pisa. Es una forma de recomponer el equilibrio: por algo son la cultura de la armonía. Se esfuerzan en crear armonía en el trabajo, en la vida social, en la relación de pareja.

–Aquí nos peleamos todo el día.
–En Japón el arte supremo es no pelearse. El saber vencer no es un arte; el arte está en ser capaces de esquivar la confrontación.

–Aquí eso es sinónimo de cobardía.
–En Japón es todo lo contrario. Para evitar el combate, tienes que desarrollar ingenio. Tu creatividad está en juego, pero no para ganar, sino para rehuir el combate.

–¿Por qué no combatir?
–Porque es una destrucción de la armonía. Donde uno ve la necesidad del encontronazo, otro ve la salida. El que halla la salida tiene más talla, es más persona, porque ha dado con una solución sin violencia.

Fuente: El periodico

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Walter Riso: «¡Piensa antes del flechazo amoroso!»

May 14, 2008 at 3:02 pm (Entrevistas) ()

14/5/2008 Edición Impresa LA ENTREVISTA CON WALTER RISO, PSICÓLOGO

El autor de Amores altamente peligrosos (Planeta/Columna) sostiene que hay un millón y medio de catalanes con los que sería mejor no mantener una relación amorosa.

ALBERT BERTRAN
Foto: ALBERT BERTRAN
GASPAR HERNÀNDEZ

–Se sufre mucho por amor.
–No cabe duda. El 50% de las consultas son por ese problema.

–Y, en cambio, cuando te separas, no te dan el pésame.
–Pero cuando te enamoras te felicitan, como si hubieses ganado la lotería. Y lo primero que tendrían que preguntar es de quién te has enamorado y, quizá, darte el pésame.

–Hay parejas que no convienen.
–Un 20% de la población.

–O sea, que en Catalunya…
–Hay un millón y medio de personas con las que es mejor no tener una relación amorosa.

–El amor es ciego.
–No tendría que serlo. Damos por hecho que, si hay amor, el amor lo va a resolver todo.

–¿Cómo se entra en una relación pensando?
–Fijándonos en pequeños detalles del otro. Y planteándonos si su propuesta afectiva es insalubre.

–Mientras dura el flechazo, cuesta pensar.
–¡Piensa antes del flechazo amoroso! Porque, efectivamente, durante el flechazo ya no podrás hacerlo. Observa cómo habla el otro, cómo mira, cómo se relaciona. Hay gente propensa a enredarse con personas inadecuadas para ellas.

–Tienen la esperanza de que el otro cambiará.
–En el amor, la esperanza es lo primero que hay que perder.

–¿Qué parejas no nos convienen?
–Hay ocho estilos afectivos de los que es mejor huir.

–Empecemos. En su libro, en primer lugar, está el histriónico, el amor hostigador.
–Son personas con una gran necesidad de aprobación. Quieren ser el centro de atención, son exhibicionistas y acosan afectivamente. Esta seducción llevada al extremo produce un efecto paradójico: cansar al otro.

–Luego están los desconfiados: el estilo paranoico.
–Piensan que no se puede confiar en la gente, que siempre les van a hacer daño, que si se entregan demasiado se van a aprovechar de ellos. Crean una territorialidad impresionante. Desconfían hasta de la familia.

–Estilo pasivo/agresivo.
–Estos viven un conflicto permanente. Necesitan a la pareja para que los proteja, pero al mismo tiempo quieren ser autónomos. No se comprometen, pero tampoco tienen la valentía de alejarse.

–Huyamos de los narcisistas egocéntricos.
–Piensan que son especiales, que no hay reglas para ellos. Son egoístas. Al sentirse especiales, son excelentes receptores de amor y, en cambio, lo dan mal. Del otro siempre piensan: «Tú vales menos que yo».

–Estilo obsesivo, o cuando el amor es perfeccionista.
–Quieren un amor metódico, sistemático, sin errores. Dicen: «Yo soy el responsable, tú eres irresponsable, y a partir de ahora yo lo manejo todo». Tienen problemas sexuales y se vuelven acosadores, les cuesta expresar emociones y envejecen muy rápido. Es como estar con un departamento de control de calidad. No hacen el amor en la cama, sino en el quirófano.

–Alejémonos, por supuesto, de los amores violentos.
–Es el estilo antisocial/pendenciero. Son amores malignos. No tienen sentimiento de culpa y reducen al otro a un objeto. Suelen ser los maltratadores.

–También están los indiferentes o desvinculados.
–Son incapaces de procesar emociones. Son analfabetos emocionales. Como hacen de la independencia un valor, para ellos estar enamorados es un problema. El otro les sirve para vincularse a la vida social y punto.

–Y, por último, no nos conviene el amor caótico.
–Es el estilo limítrofe/inestable. Son imprevisibles y suelen tener adicciones. Fluctúan entre el odio y el amor. Sus emociones son explosivas: te pueden amar hoy y te pueden odiar mañana. Tienen un problema de identidad: están fragmentados. No pueden dar ni recibir amor. Tienen un profundo miedo al abandono, pero son incapaces de mantener al otro cerca.

–Sin llegar a los extremos, quizá todos tenemos un poco de todo.
–Sí, pero siempre hay un estilo que te define más. Por supuesto, están los estilos sanos, el 80% de la población más o menos.

–¿Qué ha aprendido del amor de los filósofos griegos?
–Que el deseo es importante, pero no suficiente. Son importantísimos la compasión y el cuidado del otro, que es lo que falta en la mayoría de los estilos afectivos que hemos enumerado. Lo que más marca a una pareja es la amistad. Es como desear al amigo, pero es importante el deseo, porque si no solo es una amistad.

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Natalia Caycedo: «Todas las personas tienen algo positivo»

May 13, 2008 at 11:40 am (Entrevistas) (, )

LA ENTREVISTA CON NATALIA CAYCEDO, PSIQUIATRA SOFRÓLOGA

Aplica la sofrología, una terapia psíquica que diseñó su padre, Alfonso Caycedo, para desarrollar el limitado concepto de consciencia humana de los años 60.

PERE BATLLE
Foto: PERE BATLLE
ÀNGELS GALLARDO

–¿Conocerse a sí mismo es un método para curarse a sí mismo?
–Siempre que ese conocimiento sea una vivencia de uno mismo, no la lectura racional de un libro de autoayuda, que se puede entender muy bien pero no te dice cómo producir el cambio que necesitas. El conócete a ti mismo que dijo Sócrates llega a ser curativo si aprendes cómo eres y sabes dirigir y mantener la atención hacia aspectos positivos de ti mismo. Esto tiene una explicación neurofisiológica: la repetición de un pensamiento positivo produce cambios en las neuronas, igual que si lo haces con uno negativo.

–¿Esa es la idea de la sofrología?
–La sofrología es un método para conocer cómo es tu cuerpo y por dónde enferma cuando sufre estrés, cómo son tus pensamientos, en especial los distorsionados, y cuáles son tus emociones. Una vez conoces todo eso, por medio de un programa de relajación pautada que se ha de hacer a diario, se consiguen los cambios beneficiosos. Sofrología tiene tres raíces griegas: sos, que significa equilibrio; phren, la consciencia, y logos, el estudio. Es decir, estudio de la consciencia en equilibrio.

–¿Qué es la consciencia?
–Nosotros trabajamos con la consciencia –con s en medio– que, según la Real Academia Española significa el conocimiento que el sujeto tiene de sí mismo. La conciencia, sin s, pertenece al terreno de lo moral. La medicina y la psiquiatría occidentales nunca han definido qué es la consciencia humana. Hablan mucho de neurofisiología y neuropsicología, pero no de ese conocimiento.

–Su padre decidió investigarlo.
–En efecto. Cuando mi padre ejercía de psiquiatra en Madrid, a finales de los años 50, se decía que hay dos tipos de consciencia: la patológica y la ordinaria. Los enfermos mentales eran tratados con electrochoques, hipnosis y poco más. No había ni fármacos. Él buscaba algo más y, como mi madre hacía yoga, se fueron a India con la idea de conocer otras formas de entender la consciencia.

–¿Qué encontró?
–Estuvo conviviendo dos años con personas que practicaban yoga, budismo tibetano y zen. Se dio cuenta de que aquellos individuos tenían una consciencia más desarrollada, que no era ni patológica ni normal. Él la llamó consciencia sofrónica y creó el método de relajación dinámica, que tiene como punto de partida las técnicas que vio en Oriente pero no entra en la filosofía ni el análisis budistas. Eso lo respetamos mucho, pero no somos orientalistas. Todo lo mantenemos en un plano médico.

–¿Qué problemas trata?
–La ansiedad en todas sus formas. Fobias, trastornos de pánico con agorafobia, depresión y el estrés crónico que desemboca en enfermedades psicosomáticas, esas que no tienen causa orgánica y que por eso mismo son difíciles de curar: gastrointestinales, dolores crónicos, problemas de piel, insomnio. Sin saber porqué, si practican todos los días, mejoran.

–¿Una persona con ansiedad tiene la calma necesaria para relajarse?
–Al principio, no. Pero existen estrategias. Supongamos que viene un paciente con miedo a salir a la calle porque ha tenido ataques de pánico. De pronto, sufre palpitaciones, sudoración, siente que no pueden respirar, se marea… Empieza con ejercicios de respiración, relajando el cuerpo. A la semana siguiente, aprende a dirigir sus pensamientos hacia dónde él quiere, a ser sujetos de su mente y no al revés.

–¿No analizan las causas?
–No rascamos en los traumas. Lo que transforma es tener una experiencia distinta: por más personas que te digan que vales mucho, si no te lo dices tú no vas a cambiar, porque no te lo crees. Trabajamos siempre buscando lo positivo de cada cual. Todas las personas tienen algo positivo que reconocerse. Solo por ser humano ya vales muchísimo.

–¿Cuál es el orden de actuación?
–El primer grado de la relajación se dedica a conocer cómo es el cuerpo. Se trata de percibirlo internamente, para aprender qué le sucede en las épocas de mucho estrés. El siguiente es mental: ¿cuáles son tus pensamientos negativos habituales?, y así. Toma consciencia y cámbialos. El tercer paso son las emociones, y después el resto de valores y la ética.

–¿Y así cambian?
–Si no es un simple acto intelectual, sí. Se trata de eliminar todo lo que son prejuicios, ideas preconcebidas. Todo eso, fuera. Si quieres conocer algo en su esencia has de olvidar los conceptos que tenías sobre esa cosa, y establecer con ella una relación directa y esencial. Así puedes tener un conocimiento puro de ti mismo.

–También enseñan a deportistas.
–A muchos, de élite y de deportes de precisión, que exigen gran dominio de sí mismos. Son personas muy buenas en su deporte, pero, en un momento de alta competición, con muchas cámaras fijas en ellos y gran expectación a su alrededor, la ansiedad les puede hacer fracasar. Aquí aprenden a ser sujetos de sus movimientos, antes, durante y después de la competición. El control.

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