Numancia Rojas: «Los cuentos pueden cambiar nuestro mundo»

May 12, 2010 at 8:05 am (Entrevistas) ()

UNA VOZ DE LEYENDAS|ENTREVISTA CON LA NARRADORA ORAL|FUNDADORA DE LA CASA DE LOS CUENTOS

Numancia Rojas: «Los cuentos pueden cambiar nuestro mundo»

En las manos de Numancia Rojas nunca falta un cuento. Esta narradora profesional enseña a los adultos el gran valor de esas historias que les fascinaron de pequeños.

Numancia Rojas. Foto: GUILLERMO MOLINER

Numancia Rojas (57 años) se pasa la vida, literalmente, contando cuentos. Historias y leyendas que buscan despertar reflexiones, canalizar emociones, entretener. Esta narradora profesional que hizo sus pinitos con solo 5 años regenta la Casa de los Cuentos, en el barrio de Gràcia, un espacio literario con un aura casi mágica destinado, sobre todo, a los adultos amantes de este género. ¿Soñar despiertos? Sí, pero no solo eso. Para Rojas los cuentos también son un resorte para cambiar injusticias e infelicidades de la vida real. Por sus talleres de narración, que empezaron en Barcelona en 1991, han pasado ya más de 3.000 personas.

—¿Los mayores seguidores de los cuentos para adultos son personas con el síndrome de Peter Pan?
—Son personas menos rebuscadas. Sí es cierto que los cuentos se escuchan desde el yo niño. Un señor maduro, sabio y con todos los complejos superados siempre recibe los cuentos desde ese yo niño, desde los sentimientos elementales que están más a flor de piel.

—¿Qué tres ingredientes tiene que tener un cuento para triunfar?
—Es esencial que le guste a la persona que lo cuenta, que sea interesante y que tenga un mensaje positivo de la vida. Hay que tener en cuenta que el cuento es de quien lo escribe, del que lo lee, del que lo cuenta y del que lo escucha. Cada uno encuentra en él un significado. Por encima de todo, el cuento tiene que entretener, no tiene por qué tener moraleja.

—¿Y qué hace que haya historias cuya influencia resista generación tras generación?
—Es el caso de la Cenicienta, que ha sido interpretada de infinitas maneras. Tal y como explica el psicólogo Bruno Bettelheim, los cuentos clásicos producen cierto alivio en los niños. Les ayudan a crecer y a madurar. Si hay cuentos que te sirvieron cuando eras niño, probablemente los utilizarás con tus propios hijos. Así continuan a lo largo de los siglos.

—Gràcia es, de por sí, un barrio de relato, una musa literaria…
—Decidí vivir aquí porque es un barrio encantador, es como un pueblo. Estar en Gràcia me ha abierto las puertas a la hora de organizar talleres. El 70% de las alumnas llegan simplemente porque han visto el cartel de la puerta. Aquí vive gente con una mayor sensibilidad.

—Habla de «alumnas». ¿Son las mujeres sus principales aprendices?
—Sí, el 98% de asistentes a los talleres son mujeres. Es una cuestión ancestral porque la lengua es materna, no paterna. Las mujeres tienen un mayor interés en contar cuentos a hijos y nietos, están más ligadas a la tradición oral y a contar historias.

—¿Cuál es el objetivo final de los talleres que organiza?
—Quiero que la gente se interese por escuchar y contar cuentos y lo conviertan en su oficio o les sirva como herramienta de trabajo. Por los talleres pasan maestras, bibliotecarias, profesoras de universidad, psicólogos y hasta abogados que quieren mejorar su capacidad de expresión ante el jurado.

—¿Qué puede lograr un cuento?
—Los cuentos pueden cambiar nuestro mundo. Y explicaré un ejemplo para que no se quede en una mera utopía. Cuando fui a contar cuentos en la cárcel de mujeres de Brians 2, una chica acusada de traficar drogas logró montar un grupo de narradores de cuentos que se reunía cada domingo dentro de la prisión. Su mayor ilusión era salir de allí para dedicarse a explicar historias en la escuela de sus hijos. Los cuentos puden hacer reflexionar para ponerse en acción, no para adormecerse.

—¿Cómo elige las leyendas que explica en sus actuaciones?
—La diferencia entre hacer una sesión de monólogos y una de cuentos es que en la primera se representa a un personaje y, en la segunda, la narradora oral se representa a sí misma. Solo cuento cuentos que se identifican con mi manera de ser y ver la vida. Estoy especializada en temática feminista, política y social.

—Si pudiera, ¿en qué personaje fantástico se convertiría?
—Me gustaría ser un hada para otorgar deseos, volar y tener una espléndida varita mágica. Me encantaría ser maga en la vida real. Además, las hadas no tienen por qué ser necesariamente guapas y se les permite ser gorditas. En cuanto a las historias fantásticas, un consejo: las cosas siempre pasan una, tres o siete veces, que son números mágicos. Si no es así, es un falso cuento.

Fuente: el periodico

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